Alba Luz

Desde pequeña, unos versos de Gabriel Celaya me acompañan allá donde voy: “La poesía es un arma cargada de futuro”.

Necesito escribir lo que me pasa de la misma forma que necesito soñar para estar viva. Y sé que la poesía es el medio para llegar a las almas de la gente, porque es desde el alma desde donde escribimos. Y como dice Celaya, la poesía no puede ser un producto estético, debe ser compañera de lucha, la herramienta más valiosa para remover consciencias y construir conjuntamente un mundo más justo, más libre, más pacífico.

Los que escribimos con la intención de mejorar el mundo somos guerreros de la palabra; el contenido se impone a la forma para que el mensaje llegue directo al alma, i esta es la belleza de nuestra poesía (en mi caso, a menudo de forma anárquica y más cercana a la prosa que al verso preciso). Hoy más que nunca, el mundo necesita artistas; cuerpos inquietos que, con los ojos despiertos ante el horror de la censura y la política del miedo, aún tengan más necesidad de gritar y denunciar lo que no se puede permitir.

Hagamos poesía. Que de nuestros gritos brotará el mundo que soñamos, y debemos saber que un bosque de seres libres siempre será mucho más dificil de talar. “Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.”